LAS BODEGAS DE MI BARRIO
El tema que comparto con ustedes fue sugerido por nuestro amigo y colaborador Roberto Santana. Estos pequeños comercios se diseminaron por todos nuestros barrios conformando una red comercial, ubicados en las esquinas de las manzanas como parte de edificios de viviendas o aislados, muchas veces unas frente a otras. Está posición va a ser una constante para la mayoría. A veces, en el fondo o al lado se encontraba la vivienda del propietario o tenían una pequeña barra en la que se podía consumir una cerveza o un trago, escuchando un bolero o una guaracha en una vitrola, como la que estaba frente a mi casa. Con cierres de grandes puertas metálicas arrollables, muchas de las cuales se conservan aún después de casi un siglo. En la década de los años sesenta de intervinieron los negocios privados y se concentraron las bodegas en mercados construidos para esos fines. Fueron abandonadas perdiendo su uso, con un gran deterioro y alteraciones y algunas, convertidas en viviendas. Las bodegas constituían un sitio de intercambio social y de encuentro: ‘…nos vemos en la bodega del Ñato…’; de gran impacto en la comunidad y su valor principal no está dado por su arquitectura sino por su contribución al patrimonio inmaterial del barrio. .